Las vacunas ayudan a proteger a los bebés y a los niños pequeños contra 14 enfermedades graves. Aunque usted lo esté haciendo para protegerlos de enfermedades, es difícil ver a sus hijos llorar cuando les aplican la vacuna. Pero usted puede tomar algunas medidas antes, durante y después de la cita médica en que les aplican las vacunas para aliviar el dolor y el estrés de la inyección.
Infórmese con anticipación sobre las vacunas que le van a poner a su hijo. “La página de los CDC sobre vacunas tiene una gran cantidad de información útil para ayudar a los padres a entender la importancia de la vacunación a tiempo”, dijo la Dra. Nancy Messonnier, directora del Centro Nacional de Vacunación y Enfermedades Respiratorias de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades. “Usted puede revisar esta información antes de la cita, y durante la misma puede hablar con el médico del niño de cualquier pregunta o inquietud que todavía le quede sobre las vacunas”.
También podría llevar consigo el registro o cartilla de vacunación del niño para mostrárselo al médico, así como un juguete, libro o cobija favoritos del niño u otro artículo que lo haga sentir cómodo. Sea sincero con los niños grandes: las vacunas pueden pinchar o arder, pero no por mucho tiempo. Recuérdeles que las vacunas los ayudan a mantenerse sanos.
Distraiga al niño con un juguete, un cuento, una canción o cualquier cosa interesante en el cuarto. Haga contacto visual con el niño y sonríale, háblele con voz suave o cántele. Sosténgalo firmemente en su regazo, si es posible. Si el niño es más grande, respiren profundo juntos para hacer “desaparecer” el dolor.
Después de la vacuna, abrace, consienta y elogie a su hijo. Si es un bebé, envolverlo en una cobija, amamantarlo o darle el biberón puede consolarlo rápidamente. Consuele y trate de tranquilizar a los niños más grandes si lloran.
Si nota enrojecimiento, dolor o hinchazón en el lugar de la inyección, ponga un trapo limpio y frío sobre el área. Estas reacciones son por lo general leves y desaparecen por sí solas sin necesidad de tratamiento. Si a su hijo le da fiebre, dele un baño de esponja con agua fría. También puede usar un medicamento para reducir el dolor que no tenga aspirina si su médico dice que está bien. Algunos niños comen menos, duermen más o están inquietos por un día después de que les pongan las vacunas. Asegúrese de que su hijo beba suficientes líquidos. Si le preocupa algo, llame al médico.
“Recuerde”, añadió la Dra. Messonnier, “mantener a sus hijos al día con la vacunación es la mejor forma de protegerlos de las enfermedades prevenibles con las vacunas”.